Es patente que el alboroto de sus voces le llama, acaso el sudor agrio de la batida los observa durante un instante con curiosidad, como cosas incomprensibles a veces es muy difícil distinguir entre la saña y la simple estupidez sonríe
Este es el segundo ejercicio, con las mismas instrucciones:
Oí las tortuosas razones de Arturo con una mezcla de náusea y perplejidad hasta entonces ignoraba que la hipocresía pudiera estar al servicio de una causa noble su defensa de la mentira como baluarte del amor filial era una transposición de la ceguera al plano de los afectos atados a mis padres con un zurcido emocional invisible, debí respetar el pacto de anestesia mutua que le impusieron al sacrificarse por él yo hubiera podido romperlo y desgarrarles el alma porque había grabado la confesión de Arturo no me detuvo el miedo a provocar una tragedia, sino el refinamiento sádico
